Kevin Parthenay (2020). Crises en Amérique Latine. Les démocraties déracinées (2009-2019). 285 págs. Malakoff: Armand Collin. ISBN: 978-2-200-62942-7.

La década previa a la pandemia de la COVID-19 en América Latina está jalonada por dos interrupciones presidenciales de naturaleza distinta, pero que cuentan con relatos similares. Se trata de la salida por la fuerza de Honduras de su presidente Manuel Zelaya y de Bolivia de su también presidente Evo Morales. Ambos son piezas de una arquitectura construida en la década anterior en torno al bolivarianismo que, sin embargo, representan dos momentos profundamente diferentes. Lo son en la medida en que el nuevo ciclo económico ha arrasado con el modelo neoextractivista, el ciclo político electoral ha permitido en un buen número de países el cambio de su elite política y el imprevisto ciclo vital ha puesto fuera de juego al líder por excelencia del momento. Además, mientras que 2009 era el año en que la región confrontaba a la gran depresión ocasionada por los escándalos de las subprime en Estados Unidos y seguidamente por la crisis financiera que tan dramáticamente afectará a la Unión Europea, 2019 daba señales evidentes de malestar popular de forma que la democracia fatigada propiciaba que la gente invadiera la calle.

El libro de Kevin Parthenay, profesor agregado de ciencia política en la Universidad de Tours (Francia), investigador asociado del prestigioso Observatorio Político de América Latina y del Caribe (OPALC) vinculado a Sciences Po en París y miembro del Instituto de investigación jurídica interdisciplinaria François-Rabelais, toma nota de esa situación y acota certeramente su análisis a ese lapso. Sin saberlo en el inicio de su andadura lo delimita también perfectamente con el confinamiento y con los dramáticos cambios que comenzarán a darse en todos los países a partir de marzo de 2020, justo para muchos de ellos a la vuelta de las vacaciones del verano. Esta circunstancia imprevista convierte este texto en un anticipado balance acerca de lo que fue la política en América Latina antes de la actual crisis económica y, sin duda alguna, también social. Una más fuerte para todos los países de la región al unísono en el último siglo y posiblemente de su historia como entidades políticas independientes.

El esfuerzo de política comparada llevado a cabo es meritorio por cuanto que se da cuenta de lo acontecido parcialmente en la región en una década articulado en dos propuestas teóricas que se recogen en el propio título de la obra. La primera se refiere al concepto de crisis política mientras que la segunda alude al desarraigo. El hilo conductor teórico entre ambos lo aporta M. Dobry y su texto de 2009, Sociologie des crises politiques. La dynamique des mobilisations multisectorielles (Paris: Presses de Sciences Po). De esta manera, se afirma que las crisis políticas latinoamericanas no son solamente multidimensionales, sino que están igualmente enraizadas. Esta imprecisa visión de Parthenay lo lleva a analizar un número de casos limitado por lo que la obra pierde trascendencia. Honduras, Paraguay, Venezuela, Brasil, Guatemala, Nicaragua, Perú, Chile y Bolivia son los países estudiados (pp. 16 y 17) quedando fuera, por ejemplo, Colombia, que podría haber sido un caso de estudio excelente a raíz del conflictivo (y fallido parcialmente) proceso de paz acaecido en el lapso considerado. No obstante, hay abordajes transversales en los que esporádicamente aparecen los casos ausentes.

El libro se divide en cuatro partes ambiciosas y una breve introducción y conclusión. La primera parte plantea la necesidad de repensar el propio concepto de crisis política siguiendo al autor ya citado haciendo hincapié en sus problemas y en sus desafíos; aquí hay espacio para analizar al denominado por el autor mito latinoamericano por el que se presenta a la región como un continente en ebullición permanente como si se tratara de «un volcán al borde de la erupción»; igualmente, Parthenay se pregunta por el enigma de lo que denomina sincronización de las crisis y concluye refiriéndose a la influencia de los actores exteriores en lo que se lleva de siglo, así como en su papel en las crisis políticas.

La segunda parte se centra en la debilidad de las instituciones políticas poniendo el acento en tres aspectos: los disfuncionamientos de la democracia electoral, la fragilidad de los pactos democráticos y los chispazos de la corrupción. Quizá sorprenda que en este capítulo no haya una referencia explícita al presidencialismo o al papel que desempeñan los partidos políticos.

La tercera parte se refiere a las fracturas sociales enraizadas dándose cobertura al espejismo del desarrollo y al triple rechazo de la dominación en cuanto al rechazo de la cultura de los privilegios, del patriarcado y de la cultura machista y de la dominación cultural.

La última parte aborda la geopolítica de las crisis poniendo el acento en tres aspectos: el denominado azote de la emergencia aplicado a Brasil, Perú y Chile; el engranaje de las crisis de Venezuela y de su irradiación, así como de la crisis de Nicaragua, y el embrollo de las respuestas internacionales.

El texto de Parthenay cuenta con una minuciosa tarea de incorporar citas y referencias siendo loable subrayar el hecho de recoger textos en español, francés e inglés, algo que por desgracia no es frecuente cuando se analizan problemas de América Latina. Lamentablemente esta bibliografía no está organizada por autores, sino que solo aparecen en las notas recogidas al final del libro. Igualmente contiene una profusión notable de cuadros sumamente útiles por la riqueza de la información que contienen. Algunos requerirían de una mejor explicación para aprovechar mejor su consulta. Igualmente se echa en falta que los cuadros tuvieran numeración y que hubiera un índice de los mismos. Todo ello no enturbia el trabajo de análisis minucioso y riguroso que el autor lleva a cabo en esta obra para tener una aproximación cabal de lo sucedido en la segunda década del siglo XXI en la política latinoamericana.

Manuel Alcántara

Universidad de Salamanca